Las mujeres inmigrantes en el siglo XXI, herederas del siglo de la “feminización de la pobreza” son en la sociedad la variable de ajuste del “estado de bienestar” y de las políticas de “conciliación de la vida familiar y laboral”, ya que son las grandes ausentes en el diseño de políticas públicas, atención de los derechos laborales y control de los servicios de cuidados. No se puede hablar de calidad en los cuidados, cuando ese trabajo lo prestan mujeres semi-esclavizadas.