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1 de Mayo: Las trabajadoras migrantes siguen como en el Siglo XIX reclamando el derecho a 8 horas de trabajo

Desde la abolición de la esclavitud en el Siglo XIX y la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 el derecho al trabajo definido como “el derecho que tienen todas las personas a a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas, satisfactorias y a la protección contra el desempleo” ( Artículo 23), hasta nuestros días se ha redefinido. El Trabajo, como concepto, derecho y definición de bienestar fue modificado sustancialmente como consecuencia de las políticas neoliberales imperantes en el mundo, y la globalización económica. Así llegamos al Siglo XXI, donde se estima que 164 millones de personas trabajadoras son migrantes, muchas de ellas trabajando en Europa.

Para miles de trabajadoras migrantes el trabajo hoy sigue teniendo las mismas lógicas de la servidumbre que tenía en siglos pasados y esta muy lejos de garantizar una vida libre de violencias y con justicia social que buscaba modelar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y la gran huelga obrera de Chicago en 1886, cuando se reivindicaba una ley para asegurar una jornada laboral de ocho horas.

Por increíble que suene, todavía hoy en España las trabajadoras migrantes en los servicios de cuidados tenemos que reclamar una jornada de 8 horas, cuando en Europa la tendencia es la jornada laboral de 35 horas por semana. Más de 40.000 mujeres migradas en España trabajan como internas, lo que nos da la pauta de que en Europa en el ámbito del trabajo se siguen reproduciendo con naturalidad relaciones laborales neocoloniales y racistas, sin identidad de clase.

Si bien es cierto, que el actual gobierno de España – en este país dominado por la etno-estratificación del mercado laboral – ha aportado herramientas para mejorar la situación de las trabajadoras de Hogar y Cuidados, como fue la ratificación del Convenio 189 y reconocer el derecho al desempleo en este sector, esta muy lejos de cumplir con un diseño de políticas públicas que garanticen los cuidados como derecho básico universal, que aseguren su cobertura con criterios de equidad; que impulsen la redistribución de los tiempos de vida laboral y personal para hacer posible una conciliación real; que apliquen medidas concretas y urgentes para integrar los costes de los cuidados en los domicilios como prestaciones del sistema público de atención, favoreciendo empleos de calidad con todos los derechos.

Por tanto, este Día Internacional del Trabajo, las trabajadoras de hogar y cuidados, exigimos al gobierno

  1. Regularizacion de todas las trabajadoras migrantes y su reconocimiento como cuidadoras en domicilio, tarea que desempeñan desde la más absoluta invisibilidad.
  2. Reforma de la Ley de Extranjería para terminar con la exigencia de 3 años de empadronamiento y otorgue la autorización de residencia para trabajar a todas las trabajadoras extranjeras sin más requisito que la oferta de trabajo.
  3. Erradicar el trabajo de internas, y aumentar las horas del servicio de atención a la dependencia en los hogares, como parte de un Sistema Público y Universal de Cuidados.